San Gil fue nombrado como la “capital turística santandereana” por la Asamblea Departamental en el 2004. Sus calles, parques y alrededores dan a conocer esta ciudad como una tierra especial para la aventura y el deporte extremo.
Gracias a su ubicación geográfica, su clima y las facilidades de transporte y distancias entre los municipios aledaños, lo hacen un destino obligado para aquellos que desean probar un poco de la aventura y el deporte extremo.
Sin embargo, el deporte extremo y el ecoturismo no son los únicos atractivos de este municipio; también se puede disfrutar de alternativas religiosas, culturales, históricas y por supuesto, la compra de hermosas artesanías de la región.
Su historia ha tenido varias versiones, hay unos que dicen que fue fundada en 1689 y otros que ya existía desde 1620. A pesar de las incongruencias, San Gil se caracteriza por ser uno de los municipios de mayor importancia en Santander, no sólo por su historia, sino por su actividad comercial y turística, que gracias a su ubicación estratégica como punto de paso entre la capital del país, Bucaramanga, la vía hacia la costa y Venezuela, le permite ser un lugar que puede atender a visitantes de todo el país y del mundo.
Sitios de interés:
En la zona central del pueblo, se encuentra el parque principal, llamado Parque Libertad, lugar de ferias, fiestas y punto de encuentro para sus habitantes. Sus calles empedradas y sus jardines decoran el paisaje alrededor de la ceiba, en el centro del parque. En torno a éste, se pueden descubrir tiendas, artesanías, bares y restaurantes, además de la majestuosa Catedral de la Santa Cruz, la catedral principal de San Gil: Monumento construido a finales del siglo XVIII, hecha totalmente en piedra, con un estilo barroco que la identifica; su interior posee cuadros y esculturas características de la colonia; su techo posee pinturas en colores pasteles que le dan un toque romántico; y su altar sobresale ante todo por su gran tamaño y detalles artísticos.
En este parque también se encuentra la Casa de la Cultura Luís A. Roncancio, que le debe su título al maestro y pintor del mismo nombre, nacido en Bucaramanga, quien fundó el lugar comenzando con una pequeña escuela de pintura y arte. La casona, de estilo colonial, permite un encuentro con la historia y la cultura de San Gil, gracias a su infraestructura típica santandereana. Actualmente funciona como oficina de atención cultural y turística, además de ser sede de gran variedad de muestras artísticas, de danza, exposiciones de arte y música.
Yendo desde el Cerro de la Cruz, que custodia este municipio, hasta las Parroquias de San Juan de Dios, María Auxiliadora o Cristo Resucitado, son varios los testimonios vivos y activos de la ferviente fe católica del pueblo sangileño, que están a disposición de quien desee compartir esta experiencia. Sin embargo, “la perla del Fonce” o “capital turística de Santander” han sido títulos que se ha ganado gracias a que su oferta de atractivos se extiende más allá de su carácter histórico-religioso y son las alternativas de turismo de aventura, eco-turismo y turismo cultural.
Atravesado por el río Fonce, caudaloso afluente que bordea el Parque El Gallineral, de cuatro hectáreas de extensión.
En San Gil podrás disfrutar de experiencias de aventura acuática en rafting o kayaking a través de sus corrientes, que han sido catalogadas con un nivel de dificultad III, garantizando una experiencia activa, en condiciones de riesgo controlables.
El recorrido se caracteriza por la belleza paisajística del parque, adornado por sus imponentes ceibas –de más de 300 años-, gallineros e higuerones, árboles que acompañan este recorrido con cierto aire de misticismo, aportado por su ambiente lleno de musgos. Generalmente esta experiencia culmina en una pequeña playa de este encantador parque, colindante con la entrada al centro urbano de San Gil, donde encontrará variedad de servicios que pueden ir desde guías turísticos para sus demás recorridos, hasta restaurantes, venta de artesanías y productos típicos y algunas áreas de descanso.
Además del Fonce, existen alrededores que se han vuelto famosos por el reto que representan para los amantes del rafting, como el río Suárez, con un nivel de dificultad V o El Cañón del Chicamocha, con tramos de niveles IV y V. Este tipo de caudales requieren que el usuario tenga cierta experiencia previa, por lo que se recomienda tener discreción al momento de escoger qué afluente disfrutar. Para ello siempre es importante consultar con las empresas prestadoras que se encargan de acompañar al turista, brindando servicios de inducción, guianza y acompañamiento certificado durante cualquier experiencia de aventura.